«Quiero comenzar haciendo una breve reseña de la historia artística de Batlle Planas. Se inicia a los veinte años en la plástica como autodidacta, ejecutando copias del natural. Insatisfecho de estos ensayos, descubre pronto el método de creación automático, en el que hace sus primeros dibujos en 1935 y ejecuta al temple, en 1936, la serie de radiografías paranoicas, en las que utiliza como color, además del negro, el amarillo y el gris plomizo. Muy interesante es descubrir que en estas primeras obras de Batlle Planas ya se encuentran los elementos fundamentales que aparecerán como leitmotiv en toda su obra posterior, como son, por ejemplo, la figura del hombre barbado y las imágenes de los puntos guías, elementos que se desarrollarán plenamente solo en época reciente.

A partir de 1937 y hasta 1939 el artista descubre las extraordinarias posibilidades automáticas del color, al mismo tiempo que aparecen en sus cuadros una gran variedad de imágenes que abarcan desde elementos antropomórficos hasta los estrictamente abstractos. En este primer sondeo amplio que el artista hace de sí mismo, se encuentra con un mundo caótico e indiferenciado; múltiples imágenes bullen por buscar salida, pero entre ellas se van definiendo lentamente los elementos que van a constituir —como ya hemos dicho— los motivos conductores de la temática del artista; aparecen ya entonces los fantasmas de vestidura poliédrica en colores fríos, azules y grises de sorprendentes matices, y usando magistralmente la técnica del degradado. También surge entonces el personaje barbado, que atravesará sin interrupción en distintos momentos, a veces fugazmente, apenas esbozado, la obra de nuestro artista».

Pellegrini, Aldo -Adolfo Este- (1947)
“El mensaje plástico de Juan Batlle Planas”, Revista Cabalgata Nº 20, Buenos Aires, pp. 1-8-9-16.